supongo que si sumo tengo que restar, que incluso dividir,
que el bien nunca deja de olernos a yodo, a hospital
mientras que al mal nunca le va mal, jamás se le baja la presión.
supongo que si te aplicas y practicas se descubre a la larga
tu mediocridad, tu capacidad,
que la noche echa de menos al ladrón y que la manzana, por igual,
jamás deja de derretirse por la lengua, por el gusano, por nuestra mordida.
supongo que si me abajo es para estudiar más a fondo su trasero,
para perder de vista a la luz, a la oscuridad,
y que si me encaramo es para mostrarle a la caída su epicentro,
su razón de ser.
supongo que la esperanza tiende a oscilar, a caducar sin más ni más,
sin avisar,
y que sólo la podemos actualizar un fijado número de veces.
supongo que voy a tener que meterme un dedo o dos,
que tendré que recalentar la sopa, el café.
c. a. campos, 2013