abrir el paréntesis como el que abre una ventana,
para ventilar la casa, el idioma,
para ver si con el cambio de temperatura,
de signo ortográfico
uno empieza a menguar los efectos adversos
del autodidacta, de la autoinducción,
los efectos nocivos de lo que nos expone,
lo que se descubre
abrirlo como el que no está a gusto
con lo que se hace, con lo que él ha hecho,
lo que se valora,
con lo que él, a puerta cerrada, ha desaprovechado
por falta de algo mejor que hacer, que deshacer,
para embullar, embullarse
y tiempo ganar,
dejar de hablar mal de la gente, de las autoridades
como el que abre el grifo del lavabo
para lavarse la cara
y la sal neutralizar de la frente, de los ojos,
de lo que no se esperaba, no se sospechaba
el menospreciado paréntesis para ver lo que cabe en él,
ver si hay lugar,
si hay cupo también para juan y sus menesteres
abrirlo como el que abre una botella para contentarse,
luego la siguiente
porque no lo ha conseguido
c. a. campos, 2010
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